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Estadísticas para pensar y evangelizar

El Centro de Investigaciones Pew (Pew Research Center) ha publicado desde abril dos estudios a los que los cristianos deben prestar atención. El primero, del 2 de abril de 2015 se titula “El futuro de las religiones mundiales”. Puede estudiar el informe en inglés aquí. De acuerdo a este estudio demográfico, si las tendencias actuales permanecen constantes, para el año 2050 el panorama religioso del mundo habrá cambiado como sigue:


El número de musulmanes será casi igual al número de cristianos en todo el mundo.


Los ateos, los agnósticos y otras personas no afiliadas a ninguna religión - aunque cada vez mayor en países como Estados Unidos y Francia - conformarán una participación cada vez menor de la población total del mundo.


La población budista mundial será aproximadamente el mismo tamaño que tenía en 2010, mientras que la hindú y poblaciones judías serán más grandes de lo que son hoy.


En Europa, los musulmanes constituirán el 10 por ciento de la población general.


India mantendrá una mayoría hindú, pero también tendrá la mayor población musulmana de cualquier país del mundo, superando a Indonesia.


En los Estados Unidos, los cristianos se reducirán de tres cuartas partes de la población en 2010 a dos tercios en 2050, y el judaísmo ya no será la religión no cristiana más grande. Los musulmanes serán más numerosos en los EE.UU. que las personas que se identifican como judíos, sobre la base de la religión.


Cuatro de cada 10 cristianos en el mundo vivirán en el África subsahariana.


Estos hallazgos son muy interesantes e importantes, pero en cuanto al cristianismo no son nuevas noticias. Ya en el 2002 el profesor Philip Jenkins, de la Universidad de Baylor en Texas y de la Universidad del Estado de Pennsylvania, señaló que el cristianismo ortodoxo estaba cambiando su eje de Europa y Estados Unidos al hemisferio sur. Esto lo plantea en su obra The Next Christendom: The Rise of Global Christianity. (New York: Oxford University Press, 2002; hay una tercera edición revisada de 2011). En un artículo del 2006 (“Believing in the Global South”, First Things, diciembre de 2006, aquí), Jenkins describe la situación de la siguiente manera:


Aunque las profecías raramente se prestan a la verificación empírica, una excepción podría ser una observación de San Vicente de Paúl, escrita para el año 1640. Esa fecha concuerda con uno de los períodos más sombríos de la historia europea, los días más desesperados de la Guerra de los Treinta Años. En aquellos días terribles, Vicente señaló que Jesús prometió que su Iglesia duraría hasta el final de los tiempos, pero no dijo que en Europa. La Iglesia del futuro, dijo Vicente, sería la Iglesia de América del Sur, África, China y Japón. Aunque podríamos discutir sobre la inclusión de Japón en esa lista, el punto básico de San Vicente sigue siendo sólido y profético. El cristianismo, una religión que nació en África y Asia, ha decidido en nuestros tiempos volver a su hogar. Nuestro concepto tradicional del mundo cristiano como predominantemente blanco y euro-estadounidense, el mundo de la cristiandad occidental, en realidad ya no es la norma.


La realidad a la que apuntan estas estadísticas puede que no sea tan negativa pues de tener razón Malcolm Muggeridge, el ocaso de la cristiandad es una oportunidad para el cristianismo.


El segundo informe se titula “El cambiante paisaje religioso de Norteamérica”. El estudio es sobre Estados Unidos, pero de seguro refleja tendencias más generales en la cultura occidental urbana de los países desarrollados. Esta conjetura se fundamenta en nuestra apreciación del patrón de “imitación” y “globalización” en cuestiones ideológicas, a juzgar por los medios de comunicación. Puede examinar el informe completo en inglés aquí. Según el propio estudio sus principales hallazgos son los siguientes:


Los cristianos están disminuyendo, tanto como proporción de la población de Estados Unidos como en su número total.


Dentro del cristianismo, los mayores descensos han estado en las iglesias históricas (mainline Protestant tradition) y entre los católicos.


La disminución de los cristianos en los EE.UU. corresponde con el continuo aumento de la proporción de estadounidenses sin afiliación religiosa (quienes contestan “ninguna” afiliación religiosa en el cuestionario).


Existen claras diferencias entre ciertos grupos demográficos cuando se trata de la afiliación religiosa. Por ejemplo, los adultos más jóvenes son mucho más propensos que los estadounidenses mayores a identificarse sin afiliación religiosa, y los hombres son más propensos que las mujeres a ser religiosamente no afiliados. Pero a pesar de estas diferencias, las principales tendencias observadas en la religión norteamericana desde 2007 - la disminución de los cristianos y el aumento de los no afiliados – ha ocurrido de una u otra forma a través de muchos grupos demográficos, incluyendo hombres y mujeres, mayores y jóvenes estadounidenses y personas con diferentes niveles de educación y diferentes razas y etnias.


El porcentaje de estadounidenses que se identifican con las religiones no cristianas, como el Islam y el hinduismo, ha crecido ligeramente en los últimos años, desde el 4.7 por ciento en 2007 al 5.9 por ciento en 2014.


Este segundo informe causó mucha emoción en los grupos ateos, secularistas y agnósticos (muchas veces, realmente neopaganos) en Internet. Lamentablemente, pasaron por alto el hallazgo del estudio de abril del Instituto Pew, donde se concluye que a nivel global esos grupos serán más minoritarios de lo que ya son. Por otra parte, es una falacia identificar ipso jure a los no afiliados con no-religión, anti-religión o presumirlos afiliados de facto a los grupos ateos, secularistas y agnósticos. Esta suposición parece una versión escéptica y débil de los “cristianos anónimos” de Karl Rahner.


Ahora bien, sobre el cristianismo evangélico, distinguido de las iglesias históricas en el estudio, es importante que señalemos algunas peculiaridades mencionadas en el estudio. Veamos, de acuerdo al estudio:


La participación de protestantes evangélicos en la población de Estados Unidos también ha bajado, pero a un ritmo más lento, descendiendo en alrededor de un punto porcentual desde 2007.


Los protestantes evangélicos, aunque disminuyeron levemente como porcentaje de la población de Estados Unidos, probablemente han crecido en números absolutos ya que la población general de Estados Unidos ha seguido creciendo.


La nueva encuesta indica que las iglesias de la tradición protestante evangélica - incluida la Convención Bautista del Sur, las Asambleas de Dios, Iglesia de Cristo, la Iglesia Luterana-Sínodo de Missouri, la Iglesia Presbiteriana en América, otras denominaciones evangélicas y muchas congregaciones independientes - tienen ahora un total de cerca de 62 millones de adherentes adultos. Eso es un aumento de alrededor de 2 millones desde el 2007, aunque una vez se tienen en cuenta los márgenes de error, es posible que el número de evangélicos haya aumentado tanto como 5 millones o permanecido esencialmente sin cambios.


Uno de los factores más importantes en la participación cada vez menor de los cristianos y el crecimiento de los no afiliados es el reemplazo generacional. A medida que la generación del Milenio entra a la edad adulta, sus miembros presentan niveles mucho más bajos de afiliación religiosa, incluyendo menos relación con las iglesias cristianas, que las generaciones mayores.


La tradición protestante evangélica es el único grupo cristiano importante en la encuesta que ha ganado más miembros de lo que se ha perdido a través del cambio de creencias religiosas.


Si bien la participación protestante de la línea principal de la población es significativamente menor de lo que era en 2007, la cuota protestante evangélica de la población se ha mantenido relativamente estable (marcando la baja ligeramente del 26.3 por ciento al 25.4 por ciento de la población). Como resultado, los evangélicos constituyen ahora una clara mayoría (55 porciento) de todos los protestantes estadounidenses. En 2007, aproximadamente la mitad de los protestantes (51por ceinto) identificado con las iglesias evangélicas.


Desde 2007, la participación de los protestantes evangélicos que se identifican con denominaciones bautistas se ha reducido del 41 por ceinto al 36 por ciento. Mientras tanto, la participación de los evangélicos que identifican con las iglesias sin denominación ha crecido del 13 por ciento al 19 por ciento.


De estas observaciones podemos deducir, conscientes de los márgenes de error y la contingencia inherente a estos estudios, que:


Las denominaciones cristianas que han abrazado la teología liberal y la nueva moralidad (por ejemplo, que consideran moralmente positiva o neutral la homosexualidad) van disminuyendo en número y en participación de la población total. El argumento de estas iglesias en el sentido de que hay que atemperar el evangelio al mundo moderno para que ‘llegue” parece no “llegar”. Por cierto, no hace mucho, el profesor Ben Witherington del Asbury Seminary escribió sobre las consecuencias de estas posturas en la membresía de su denominación, la Iglesia Metodista Unida (United Methodist Church, UMC), puede leerlo aquí .


La actividad evangelizadora de los evangélicos está rezagada respecto al crecimiento demográfico. Esto es peligros pues lo que es hoy un rezago, mañana es un abismo. Puede ser que ya sea tiempo de evangelizar y no de desarrollar estrategias de cómo evangelizar.


En general, los evangélicos han tenido un éxito muy modesto frente al secularismo.


Sobre los jóvenes de la generación del milenio y su alejamiento de las cosas de Dios y la iglesia es pertinente otro estudio realizado en Estados Unidos, esta vez por la Universidad Estatal de San Diego. En la investigación longitudinal “Diferencias en las orientaciones religiosas de los adolescentes norteamericanos, por periodos de tiempo y generacionales, 1966-2014” (la puede encontrar en inglés aquí) se arroja luz sobre este fenómeno social. El estudio indica que las cohortes recientes de los adolescentes estadounidenses tienen menos orientación (inclinación) religiosa que sus predecesores, aunque la mayoría todavía están involucrados con la religión. Sin duda es la misma conclusión general del informe del Instituto Pew del 12 de mayo de 2015.


El informe de San Diego revela además que el alejamiento religioso se da en menor grado entre los jóvenes políticamente conservadores y entre los jóvenes negros. Mientras que, de acuerdo al estudio, geográficamente hablando, esta irreligiosidad es más pronunciada en el noreste de Estados Unidos, lo que no es sorpresa para nadie.


Es de notar que entre los jóvenes que demuestran apatía por la fe se encuentran jóvenes de hogares religiosos según sugiere el Informe de Pew. Esto apunta a que probablemente muchos hogares cristianos están permitiendo que sus hijas e hijos sean formados o influenciados por la cultura secular encarnada en los medios de comunicación y atrincherada en el sistema de educación pública.


Lo más importante, sin embargo, es que a diferencia del estudio del Instituto Pew en esta investigación se proveen datos que permiten reconocer ambientes de incidencia, y hasta se pueden aventurar varias correlaciones.


Primero, puede decirse hay una incidencia significativa de madres y padres sin afiliación religiosa entre los jóvenes sin interés religioso. Esto invita a pensar que en parte su irreligiosidad es consecuencia de su formación en el hogar. En segundo lugar es muy importante señalar que el propio estudio nos dice que los análisis sugieren que la afiliación religiosa es baja cuando la cultura es alta en individualismo y baja en el apoyo social. Este dato sugiere que la irreligiosidad de estos jóvenes es probablemente un derivado de la opulencia, el materialismo, y la cultura del yo. Dice el estudio:


¿Por qué se producen estos cambios? Varios autores han argumentado que el cambio cultural primario en las últimas décadas en los EE.UU. es un aumento en el individualismo, que se caracteriza por un mayor enfoque en el yo y menos en las reglas sociales. El auge del individualismo (centrado en el ser y no en los demás y de la sociedad) puede haber llevado adolescentes estadounidenses lejos de orientación religiosa. Los análisis de correlación sugieren que esto puede ser el caso; la participación religiosa fue baja cuando los indicadores del individualismo (como auto-imagen más positiva, materialismo, lenguaje individualista, y la necesidad de singularidad) eran altos. La participación religiosa también fue baja cuando el apoyo social era bajo y el bajo apoyo social está ligado a un alto individualismo…Este análisis no puede demostrar causalidad, únicamente correlación, pero que existe una conexión entre una menor participación religiosa y el individualismo tiene sus bases teóricas y lógicas.


Al leer estas cosas uno no puede evitar recordar las causas del pecado de Sodoma según el profeta Ezequiel, y que se presentan como los problemas de nuestra civilización contemporánea, a saber: “Ésta fue la maldad de Sodoma…: soberbia, pan de sobra y abundancia de ocio…”. Ezequiel 16:49.

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